RESISTENCIA A LA CORROSIÓN
El aluminio resulta especialmente útil para aquellas aplicaciones que requieren protección, conservación y durabilidad.
La oxidación natural del aluminio crea una capa protectora permanente que protege al elemento del ataque atmosférico y químico, haciéndolo muy resistente a la corrosión. Esta capa se regenera espontáneamente cuando se elimina de forma accidental o intencionada.
Los diferentes tipos de tratamiento superficiales del aluminio mejoran aún más esta propiedad, necesario por exigencia en algunas aplicaciones. Éstos, además de mejorar la resistencia a la corrosión, reducen al mínimo el mantenimiento y alargan la vida útil del producto, permitiendo adicionalmente añadir elementos decorativos.
Entre los tratamientos de superficies más comunes para el aluminio están el anodizado y el lacado.
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